Diario de escritura: expresiones, gestos y rostros de personas
MARCELO GALLARDO
Desde su llegada al club, Marcelo Gallardo es una persona a la que observo mucho: en conferencias de prensa, cuando lo enfoca la cámara en medio del partido, desde las tribunas (cuando se podía ir a la cancha) o en algún que otro programa deportivo cuando se encuentran en la práctica habitual.
Lo que más me llama la atención
de sus gestos es el liderazgo y la impronta que transmite. Si está enojado
camina de un lado para otro dando indicaciones o sino guarda silencio y analiza
la situación con detenimiento, piensa, y
lo mismo le pide a sus jugadores; si eso no funciona, habla con Matías (su colaborador) y enseguida se viene un cambio. Cuando las cosas están saliendo tal cual él las
quiere se sienta, se lo nota relajado, se toma un café, un té o come gomitas;
pero poco dura esa aparente tranquilidad porque al instante está alentando a
sus dirigidos para que ‘no se relajen, nunca hay que relajarse’ les dice.
Cuando lo observaba de la tribuna en su reciente llegada
rara vez lo veía gritar goles, lo notaba retraído, pero después me di cuenta
que no era vergüenza sino humildad. Nunca se creyó superior a nadie. Y mirá que
con todo lo conseguido tranquilamente puede hacerlo, pero no. Actualmente si
grita los goles, se abraza con todos los del banco, asiente con la cabeza y sonríe.
Ya no puede ocultar más ese amor a su club. Difícilmente alguien ame tanto a
River como lo hace Marcelo Gallardo. Alguien que le dedica su vida entera, que
siempre va por más y que nunca se conforma con poco.
Cuando lo miro en conferencia de prensa me transmite tranquilidad, algo tan simple como eso. Porque sé que es él que tiene el timón del barco y que va a estar en el banco haciendo eso que tan bien le sale, dirigir con el corazón. Cada vez se hace más inmortal y casi un lema diría, la frase que en una de estas conferencias dijo: ‘qué la gente crea, porque tiene con qué creer’. Siempre es conciso con las respuestas a las preguntas que le hacen no permitiéndose entrar en el faranduleo del periodismo amarillista, se limita a responder ese tipo de preguntas que casi nunca tiene que ver con fútbol.
Marcelo es una persona que se enoja, pero no se frustra. Trabaja
día a día para que las cosas le salgan como él quiere. Es persistente y nunca
se rinde; siempre va por más de la mano
de la perseverancia, la constancia y la pasión. Habla con miradas, con silencios y con las
manos. No pierde la cabeza, no flaquea y no se arrodilla ante nadie. Es un
ajedrecista del fútbol que admiro con locura.
JIM CARREY
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